Últimamente, tengo pesadillas. Pero no de esas de monstruos, sombras y terror oscuro. Son las pesadillas de mi vida real, de cosas cotidianas. Sueño con enchufes que sueltan chispas, con agujeros en las paredes y, sobre todo, con el fracaso.
Y es que no tengo mayor temor que ese. Que el fracaso de mis esperanzas y mis ideales. Temo la mediocridad. Y no lo puedo evitar.
Últimamente, tengo pesadillas. Inundan mi mente en horas bajas, en la cama recién levantada o cuando me voy a dormir. Todos los problemas me inundan de repente, y no puedo hacerles frente a todos.
De esas pesadillas he escrito esta entrada del blog.
Mirando el lado bueno, me han servido de inspiración.